viernes, 27 de enero de 2012

Violencia intrafamiliar

Esta semana en cazadores, se presenta el tema “Violencia intrafamiliar”, un tema sin duda polémico, difícil y muy fuerte. Justo como me gustan y como siempre, hago la aclaración que los comentarios que aquí se expresan no son con la intención de ofender a nadie. De antemano me disculpo si eso llega a pasar.
Personas que no la padecen se olvidan que existe y las personas que si la defienden y justifican. Con esto no se da a entender que todas las personas hagan esto, algunas tienen el suficiente valor para afrontar las cosas y cerrar ese feo capitulo en su vida.
Por lo pronto hablemos de las que no lo hacen. El ser humano es tan complejo y complicado que sería un error enorme tratar de entenderlo. La violencia intrafamiliar no es más que un comportamiento salvaje y rudimentario, porque así se aprendía antes, pero los tiempos han cambiado, el ser humano evoluciona con los años y eso haría pensar que los métodos también mejoran, que aquellos nuevos métodos de enseñanza reemplazan a los viejos y rudimentarios, pero la realidad es otra, las cosas nuevas no tan fácilmente son aceptadas y el humano se estanca en aquello que conoce a la perfección porque ¿Para qué cambiar algo que funciona tan bien? ¿Algo que es conocido por algo nuevo? ¡No! Es más fácil enseñar con golpes y psicológicamente, porque ¿Dónde quedaría aquel dicho “La letra a sangre entra” entonces? Aquella frase con la que muchos adultos hoy en día aprendieron.
No hay un manual que enseñe como ser un buen padre, pero eso no da derecho a que los padres eduquen a los niños con golpes. En muchas cosas y ocasiones los padres tienen el temperamento fuerte y esto no facilita en nada la convivencia. El adulto pierde el control fácilmente por el enojo y no piensa en lo que hace, ni en el daño que causa, solo se limita a pensar que lo que hace es lo correcto porque después del escarmiento la lección será aprendida.
Después del sádico comportamiento, los pequeños crecen con esa idea, con esa enseñanza y se convierten en lo que más odian. Sus padres. Porque lo quieran o no también golpearan a sus descendientes, por que el rencor es tanto y las posibilidades para desahogarse son escasas. Son humanos llenos de rencor y odio, pero ¿Con quién descargan todo eso? Con seres inocentes que nada tienen que ver. Y al fin de cuentas es un ciclo sin fin. Educar a los hijos con violencia solo crea personas que pasaran esa enseñanza a las siguientes generaciones y se justifica por que aprenden. Solo queda una frase “Son sus padres, ellos saben que es lo mejor para ellos”, pero no siempre esa frase es cierta.
Bathory Ø.

1 comentario: