lunes, 21 de octubre de 2013

La siguiente historia la escribí cuando apenas comenzaba a redactar más, tal vez a muchos les parezca my fantasiosa, y lo es, pero es algo que siempre tendré presente, porque me hace sentir como cuando era aún más pequeña y la fantasia era, y admito que es, un refugio de mi imaginación...



Una soñadora más..
Y en un momento, muy lejos de aquí me encontraba sumergida entre las estrellas y los colores fugaces que se producían al tocar esas pequeñas esferas de textura algodonosa. Mi mente volaba y comencé a soñar. Deseaba crear algo, algo ingenioso, no cosas simples como rodajas de aire atrapando colores, ni aquél complejo pero extravagante sombrero de pay de zarzamora, acompañado de una pisca de polo mágico.

¡¿Por qué es tan difícil imaginar algo mayor?!

Me siento sola en el espacio, no puedo compartir mi sentir, mis creaciones, mis ideas. Me pregunto: ¿Qué haré? Sin darme cuenta comencé a imaginar, y segundos después quise tomar una siesta, así tal vez las ideas se acerquen y exploten en mi cabeza, expandiéndose por mi ser.

La esperanza me acompañaba, la fortaleza me ayudaba y la inquietud me hacía seguir…

Viene a mi mente de chispazo; crear un lugar, un gran sendero, de donde se alcance a ver las maravillosas montañas y ciénegas, repletas por agua brillante de color intrigante; el polvo de oro le daría un gran toque aquellos árboles rojizos; grandes mariposas transparentes, pequeños gnomos y haditas, sería algo quizás no único, pero especial.


Veo a lo lejos, en aquella cueva rodeada de orquídeas y ramas de color plateado a un ser escondiéndose de mí, pues qué tendré yo que le ocasiono algo de temor. Me acerco con precaución y ese ser se echa para atrás, adentrándose a la cueva. Logro llegar ahí y deseo ingresar; hago a un lado las ramas y las flotantes plumas azules que con seguridad afirmo que son de la aves que rondan éste tipo de lugares, es un cálido clima. Entro. Me sorprende el resplandor, y escucho una voz cantando a lo lejos, pero cada vez la escucho menos, camino más hacia adentro, todo a mi alrededor me entorpece, y siento volar, cuando menos me doy cuenta es así, las hadas me cargan delicadamente al pasar por ese pequeño riachuelo… y sigo la voz, y me encuentro frente a ese ser; ¡pero esperen!, se parece un tanto a mí, algunos rasgos son tomados y modificados. Nos sonreímos. Es cordial y me invita a conocer más la cueva, charlamos, reímos, cantamos, pero un ruido nos interrumpió, comencé a sentirme extraña, sentía que desaparecía mientras aquel escandaloso ruido se hacía escuchar con mayor profundidad.

Desperté. Me levanto de la cama y me asomo al balcón y todo es como en mi sueño pienso yo. De repente toca a la puerta aquél ser, entra a la habitación y yo me sorprendo. Dijo: -Pequeña soñadora, se necesita de mucho valor para crear lo que has creado, y no te encontrabas sola, estuvimos ahí, siempre ahí sin embargo no lo notabas. Y al saber sobre tu sueño, decidimos ayudarte a crear todo esto, tan maravilloso. Me quedé anonadada, pregunto por qué me había quedado dormida. Me explica que todo ser existente en el universo puede desaparecer, pero su alma se quedará en aquel lugar que más anhelaba.