El viento quemaba mi piel húmeda y recién perfumada con agua tibia y clara, comenzaba mi rutinaria caminata de todos los días para llegar como siempre a la estación de autobuses para tomar la pecera con dirección a mi trabajo, figuras hechas con sombras recorrían mi alrededor, murmullos de personas que comenzaban su jornada y una que otra rata brincando de una coladera a otra, la misma escena, el mismo tiempo, pero diferente destino…
Me encontraba dirigiendo la mirada al suelo de siempre mientras pensaba en lo absurdo que era ir a trabajar y terminar agotada en un día tan especial, creía firmemente que ese día debí haber permanecido en casa para consentirme con un buen sueño y después con una buena compañía, idealizaba un cumpleaños a su lado, con sorpresas, besos, abrazos y varios te amo. De pronto un suspiro termino con aquel deseo ya que a mi mente regreso la aburrida realidad de cumplir con las responsabilidades de una joven soltera e independiente, a ocho metros de llegar al paradero una escena de tan monótono camino mañanero se tornaba distinta, logre percibir un carro el cual se freno tan agresivamente que en ese preciso instante mi corazón se baño en un infinito miedo y una cruel desesperación, en seguida escuche venir detrás de de mi pasos rápidos y fuertes que se apresuraban al mismo compas de mi acelerado paso, de pronto el pánico hizo entumecer mis piernas, y la parálisis alcanzo todo mi cuerpo, me detuve aceptando e imaginando mi trágica desgracia, segundos después sus brazos recorrían y apretaban mi pecho, aun me encontraba envuelta en un abrazo tenso y largo cuando mi mirada logro percibir una patrulla estacionada, y con el propósito de sacar el grito más atroz y angustioso de toda mi vida, respire hondo y deje salir de mi garganta un llamado de ayuda, el sujeto espantado al ver salir a los oficiales de sus vehículos y aturdido por mis gritos siguió con sus impulsos y tapo con sus manos mi boca mientras trataba de llevarme hasta su carro, al girarme para cumplir su objetivo sentí una fuerza despiadada que atravesaba sus entrañas y hacia que su cuerpo se desplomara encima de mi, aun trataba de recuperarme del ruido tan maldito que provoco el disparo del oficial cuando decidida a ver el rostro del maniático me gire para desprender su cuerpo del mio, al mismo tiempo que él caía hacia el lado contrario, mi vida se destrozaba en un instante, en un grito, en un absurdo y vano disparo, el dolor consumió mis palabras mientras veía sus ojos cristalinos y lo escuchaba decirme con una voz entrecortada y perdida: perdóname amor mío, solo quería que este día fuera especial, una sorpresa mal planeada a terminado con nuestro amor, te amo, al escuchar esas palabras mi rostro se llenaba de sangre al juntar sus labios con los míos, mis latidos se hacían lentos y se perdían al mismo tiempo que el moría...