Hola compañeros y un saludo especial a los argentinos putativos que nos hacen el amable favor de leer las opiniones y creaciones de cada uno de nosotros. En verdad no hay palabras para describir lo emocionante que es que alguien discuta contigo de manera verbal tu publicación, es algo sumamente enriquecedor y satisfactorio.
Bueno una vez dicho el discurso gay con el planeaba engancharos, entremos en materia. Discutimos de manera algo somera la posibilidad de obligar a los muchachos a escribir un cuento, pero no pareció muy popular así que teníamos dos temas de debate, "las despedidas" y "sexo entre amigos".
Como saben ganó despedida (es lo bueno de tener palancas (: ). Pero me puse a pensar un poco y decidí que podía juntar los 3 temas en una sola publicación así que veamos que tal sale, no sin antes aclarar que la despedida que manejo yo, no se refiere a la muerte del ser querido, sino a una despedida momentánea como por ejemplo cuando un amigo, un hermano o los padres se van de viaje por un tiempo considerable.
Ricardo, era un telefonista. Era el clásico castroso que te habla a casa cuando estas comiendo para ofrecerte una nueva tarjeta de crédito del banco "Ratander". Era un tipo como cualquier otro, medio sokete de vez en cuando, gustaba del fútbol, cheleaba los fines de semana, era un perdedor remarcable cuando de ligar señoritas se trataba. En resumen era una persona promedio, un Juan Pérez típico.
Un día, en el que por problemas en el baño (imaginen lo que quieran), se perdió la salida a "comer" con los demás de la oficina donde habían planeado ir al ver el partido de la "Champions" Milan vs Porto. Frustrado, no tenia otro remedio que poner la televisión pequeña del conserje en su cubículo para mirar el partido. El conserje llevaba varias semanas enfermo por lo que no fue difícil sacarla de su oficina ya que sus ayudantes también habían ido a ver el partido.
Partido aburridísimo, perdió el interés en una decena de minutos. Miró las hojas de pendientes y pensó que sería buen idea adelantar un poco del trabajo y decidió llamar al 8vo número que viniera en las listas (¿que sería de este mundo sin las banalidades?). 56... 85... 23... 1... que idiota, erro el número. 56... 85... 26... 12 la clave era de la zona donde vivía, por eso se distrajo un instante. Suena el timbre de llamada, no contestan. Está a punto de colgar cuando una voz delgada y entrecortada responde con el clásico "¿bueno?". La voz, evidentemente de una chica, al instante de escuchar el clásico "buenas tardes" le indica que no es bueno momento, que se comunique otro día, sin darle tiempo a explicar el por que de su llamada.
Estaba llorando, estaba muy desesperada, por lo menos esa era la impresión de Ricardo. Pensó en volver a llamar para averiguar si ella estaba bien, pero solo lo consideró un minuto y lo descartó. Volvió al partido, "esto me saco por querer adelantar el trabajo" pensaba. De nuevo aburrido. Un viaje a la maquina de dulces lo distraería, así tomó los $12 de cambio que poseía y fue a la maquina expendedora. No podía alejarla de su cabeza. Tenía que averiguar si estaba bien, que la había hecho llorar. Se armó de valor y tomo el teléfono del cubículo siguiente pensando que evitaría que tuviera identificador de llamadas y no le contestara (algo idiota porque la llamada salia como la misma linea).
-Soy psicólogo profesional y puedo ayudarte... (que imbécil, que acabo de hacer). Pensó Ricardo
-¿Qué?, estas loco...bye. Contestó la chica
- Solo quiero saber si te puedo ayudar en algo (no colgó... que bien, tengo su atención). La verdad es que soy algo así como telefonista de un banco, y te hable hace poco pero me preocupó mucho escucharte llorando y quería saber si podía ayudarte.
- En verdad estás loco niño
-Mira, me llamo Ricardo y te juro que sólo quiero saber si necesitas que envíe una ambulancia o algo, lo que sea que te pueda ser de utilidad.
-¿Podrías escucharme un segundo?
Así Ricardo conoció la historia de Perla, la cual trabajaba como demostradora en una plaza comercial y también estaba a punto de graduarse de la escuela de turismo. Tenía una cuenta con el banco desde hacia unos años y su novio tuvo una escapadita a un clásico Hidalgazo días antes de semana santa, con nada mas y nada menos que su ex novia. Estaba destruida, la noticia le llegó como tromba y saber que su solicitud de beca fue rechazada la agregó sabor a ese dolor. En verdad la necesitaba para dejar ese engorroso trabajo y ahora tendría que lidiar con el cerdo se su jefe, hasta graduarse. Curioso fue el destino al ubicarlos geográficamente a un par de calles el uno del otro y más curioso fue el destino de dotarlos de una gran afinidad en la conversación. Por un instante Perla olvidó todo y sólo podía reír con lo que le contaba Ricardo. Llegaron los compañeros de oficina y tuvo que colgar, no sin antes asegurarse de anotar bien el número para volver a llamarla, esta vez de su casa.
Se enamoraron, como se enamoran los jóvenes que tienes como filosofía vivir el día a día, pero no quería dar el paso de "ser novios" porque pensaban que fue muy extraña la forma de conocerse. Perla se graduó, Ricardo la acompañó a su graduación y esa noche se dieron el beso más sincero que le dieron jamás a otra persona. Pero jamás se repitió. Barreras puramente mentales, de autoestima de ambos, bloqueaban el amor, ninguno se sentía digno de tan maravillosa persona.
Pasaron unos meses y se distanciaron uno poco. Entonces ocurrió que a Perla le ofrecieron un viaje a Italia para ocupar un puesto en un importante Hotel en Milán. Desesperado y aconsejado por sus amigos, Ricardo decidió decirle todo lo que sentía a Perla, sabía que eso no la detendría, pero quizás podría ganarle un espacio en su corazón. Ambos sabía de sus sentimientos y la tentación fue enorme esa noche, pero ninguno se atrevió a entregarle por completo el cuerpo y el alma al otro. ¿miedo, incertidumbre? era lo de menos. Ambos tenía la corazonada de que esa noche debieron hacer el amor, porque eso de alguna manera los haría uno, los amalgamaría en la criatura más perfecta "Un hombre y una mujer que se aman con pasión". Se sentía arrepentidos pero ya no había como retroceder ni como hacerlo ahora, a menos que Ricardo pudiera alcanzar a un avión en pleno vuelo.
El amor de sus vidas estaría lejos por mucho tiempo.
Perla regreso 4 años después, y fue a ver a Ricardo. Se llevó una sorpresa al ver que estaba casado y su esposa esperaba a un bebé. Un par de años después ella también se casó, curiosamente con el mismo ex novio que le fue infiel tiempo atrás. Ambos se vieron en la graduación de sus segundos hijos, que curiosamente, nacieron el mismo año. No se veían felices. Ricardo estaba calvo y flaquísimo y solo contaba con 38 años. Perla, tenía unas arrugas profundas en todo el rostro y su cuerpo no semejaba para nada lo que un día fue.
Si el destino logró ser mas caprichoso y los mandó morir el mismo día. Mientras Ricardo exhalaba su último aliento, vio su vida pasar frente a sus ojos, pero en un punto de inflexión, un día de Abril se dio cuenta de que lo que veía ya no era su vida, sino una película maravillosa, donde le hacía el amor a una mujer hermosa y cuyos ojos solo reflejaban amor, amor infinito. En esa misma película, el actor pasaba unos años sólo, pero el recuerdo de esa noche lo impulsó a mejorar, a esperar a aquella que lo hizo delirar y a jamás tener miedo. Pasados esos años la princesa regresó, aun más linda que antes y con la única idea de ser feliz y hacer copias infinitas de esa noche que pasaron juntos, amándose, dejando al cuerpo expresar lo que impulsa al corazón. El final de la película era sumamente lindo, tendidos ambos en una cama de flores en un jardín pequeño a la sombra de un roble, ancianos que lucían sumamente saludables sentía el último latido en los brazos de la persona que más significó en su vida. Del otro lado de la ciudad la película se repetía en los ojos de una dama de 74 años.
Ambos solos, en camas de hospital, perdieron la película y regresaron a la realidad mientras sus ojos se cubrían de oscura niebla. Perla pronunció sus últimas palabras...
-Ricardo... ám ama me.
Wow, eso fue intenso, escribí mucho, pero espero haya sido de su agrado. Estas leyendo "El rincón del Zorro" en exclusiva por "Cazadores de Ideas" y recuerda.... no tener miedo es bueno, pero es más importante atreverte a vencerlos.
Auf Wiedersehen
Sonríe, Piensa...Vive