viernes, 7 de octubre de 2011

Despedidas...

El tema para esta semana es “Despedidas” y como la rebelde de este blog que soy abordare el tema muy diferente a como mis compañeros cazadores lo han hecho, la mayoría está dedicando su espacio a un cuento corto, anécdota o pensamiento. Solo pondré algunas porque en realidad hay una infinidad de ellas. En fin, comencemos.
Las despedidas, digan lo que digan, sean cortas, largas, por unos minutos, horas o para toda la vida son tristes, porque cada que se nos presentan nuestra mente comienza a divagar y piensa inmediatamente que todo ha terminado, que aquella persona tal vez no regrese a nosotros, porque el vacio que se siente después de su partida, de su despedida, está latente como aquel corazón que comienza a extrañarle justo después de ver su espalda y querer correr para detener a esa persona. Sin embargo debemos aclarar que hay diferentes tipos o formas de despedidas, están las que no se sienten, como cuando partes al trabajo, escuela o con algún amigo, aquella despedida que le das a tus seres queridos con el dulce y frágil beso en la mejilla y un “Me voy” que no tiene mayor respuesta que un “Que te vaya bien” porque se piensa que al final del día, ya sea este agotador, malo, pésimo o bastante bueno, uno regresara a su casa. Por otro lado están las despedidas de viajes, aquellas en donde al principio estas feliz pero cuando ya estas a punto de viajar comienzas a llorar porque por un largo o corto tiempo no veras a tus seres amados e inclusive hay veces que no los vuelves a ver jamás. Este caso muy pocas veces se presenta pero debemos recordar y reconocer que existe, que se puede presentar como se presentan las estaciones del año.
Hablemos ahora de las despedidas que te causan un poco de dolor, aquellas que son básicamente en la mayoría de los casos el rompimiento de una relación amorosa, son despedidas crueles y llenas de dolor porque siempre, cuando hay amor mutuo entre ambas personas, se siente uno morir y se pregunta a uno mismo “¿Qué hice mal?” porque de haber hecho bien las cosas no habrían roto, pero a veces las cosas son así, a veces lo mejor no es quedarse con esa persona y tratar de ser feliz porque tal vez la realidad es que nunca lo sean, tal vez es mejor que estén separados que posiblemente solo se frecuenten cuando se encuentren por la calle o de vez en cuando que la fuerza de voluntad se niegue a obedecer y se necesite conversar con alguna vieja amistad [en todo caso que se haya quedado en el acuerdo de mantener una amistad].
Y por último, las despedidas que no son despedidas, las que son más dolorosas y difíciles de afrontar, aquellas que se te hicieron como una despedida normal, de aquellas a las que les das diariamente a las personas queridas, aquellas en las que les dices “Que te vaya bien”  y son las últimas palabras que lograste decir, porque aquella persona jamás regreso, porque tal vez tuvo un accidente automovilístico, o le mataron, o cualquier cosa que le quito la vida y te lamentas por ello, por que tus buenos deseos al destino no le importaron, porque tu tenias la esperanza de que esa persona volviera tarde o temprano y sin embargo obtuviste un palmo de narices porque nunca volvió, jamás regreso a tu lado como estaba predicho o como imaginaste seria y te quedas con esas estúpidas palabras que le dedicaste cuando de haber sabido pudiste haberle dicho más cosas, le podrías haber dicho cuanto le amabas o lo importante que es en tu vida. Infinidad de palabras más importantes que tu burda manera de buenos deseos. Pero deben alegrarse porque hay personas que ni siquiera esas burdas y tontas palabras les pueden dedicar a sus seres amados, siéntanse contentos de que se fueron con sus buenos deseos porque hay personas que se marchan sin ellos.
Bathory.

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