Alguna vez, hace demasiado tiempo para recordar todo exactamente, pero no tanto como para olvidarlo, sucedió lo que aun ahora no deja de suceder... Crispin vivía solo en la ciudad de Hert. Recorría las calles sin zapatos, apenas comía, tenía un par de camisas y 3 pantalones. Era un mendigo. Cierto día conoció a una dama muy hermosa, la más hermosa que sus ojos hubiesen visto jamás. Después de recuperarse y cerrar la boca, se dirigió hacia ella. Logró entablar una pequeña conversación, lo que para él fue un triunfo. Crispin pensó que tenían varias cosas en común, y al día siguiente volvió a buscarla. Ella, aunque muy reservada, mantenía la plática. Con un poco de tiempo, ella le platico de su anterior pareja. Obvio era un patán. Pero ella lo amaba. Aunque tenía dos meses sin verlo. Se habían enojado. Crispin intentó cortejarla, aunque sin mucho éxito, a pesar de su entusiasmo. Días después el patán del que le hablo la dama llego a la ciudad. El no era noble, pero si tenía más dinero que Crispin. Aun así no era un noble. Cabe destacar que en la ciudad de Hert estaba sumamente prohibido que alguien que no fuera de la nobleza cortejara a una dama. Ni que decir de un mendigo. Es por eso que, una noche, Crispin y el patán se encontraron con la dama. Ellos tuvieron una pelea. Uno quería a la dama y el otro la deseaba. La dama solo sonreía al verlos pelear. Ella en ningún momento quiso a Crispin, pero eso el, aunque obvio, nunca lo supo. Esa noche la pelea llamó la atención y llego la autoridad.
-¿A quién detenemos sargento? -Pregunto el oficial.
-Al mendigo, claro.-Respondió el sargento.
Le preguntaron a la dama si el patán era algo de ella, a lo que contesto:
-Si, es mi novio.
Los oficiales dieron por sentado que era un noble con esa respuesta.
Con lágrimas en los ojos, el mendigo vio partir muy contenta a aquella chica de la que erróneamente se había enamorado. El patán y la dama se fueron tomados de la mano. Estar contento no es lo mismo que estar feliz. El mendigo lo sabía. Y no lloraba por lo que se avecinaba, si no porque sabía que ella no iba a ser feliz, y que él no podría hacer nada para impedirlo. Esa noche Crispin murió en la horca a media noche bajo la luna nueva....
Muchas veces juzgamos a la gente por lo que parece, vemos la máscara mas no lo que hay detrás de ella, y otras veces, por más que miramos al monstruo que hay detrás de la máscara, nos empeñamos en solo mirar...la máscara.