Todas esas promesas sin cumplir, todos esos recuerdos
olvidados, guardados en lo profundo del corazón, el dolor y sufrimiento, cada
tristeza y derrota que vas ganando a través del tiempo, mientras más pasa el
tiempo todo se vuelve en odio.
Odio en no poder decir lo que siento y soy. Guardándome en un
mundo irreal, donde dices ser algo que no eres.
Odio no entenderme a mí misma, lo que quiero, ni entender a
los demás, que es lo que ellos buscan, que es lo que ellos quieren ver.
Deseas volar, escapar de una realidad o una fantasía pero no
hay salida, cada decisión que tomas hace más complicadas las cosas y los días
se vuelven más pesados, más difíciles de llevar.
Las lágrimas ya no sirven de nada, se van secando, se van
extinguiendo con uno mismo.
Cerrando mis ojos, siento como todo se vuelve oscuro; siento
la presión en mi interior, como si fuera mi último aliento de vida, mis manos
se transforman en puños como si eso cambiara todos mis errores, pierdo mi
control, me pierdo a mí misma, y me doy cuenta que lo que odio mas en este
mundo no es la gente que enferma a la demás gente, ni a aquella que se cree
superior a los demás y hacen sentirla menos, lo que odio mas es que yo exista
en este mundo.
Odio no poder ser la persona que quieren que sea.
Me alejo de todos, no quiero que ellos me odien por lo que
soy, es una carga difícil de llevar, sin embargo es algo de lo cual no me puedo
alejar.
Te arranca pedazos del alma olvidando quien eres, olvidando
el porqué existes, y sin darte cuenta llegas a un límite, el límite en donde
destruyes tú alrededor, donde te destruyes a ti mismo, deseando poder acabar
con todo y sabes que la única forma de terminar el vivir por vivir día con día,
sin ningún sentido, es cavando una tumba, no importa de quien.
Dejando restos de tu odio.
Increible
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