El tema de esta semana es la infancia. Como siempre lo he tratado el tema se abordara lo mejor que se pueda y tocando cada uno de los puntos y aspectos relacionados a este.
¿Qué es la infancia? Muchos dirán que es una etapa, una faceta, un procedimiento que experimenta un ser humano y es cierto, la infancia es una parte de la evolución y crecimiento del ser humano. Pero ¿Qué hace tan singular esta etapa, por que miles de personas la recuerdan con entrañable cariño y quisieran volver a ser niños? Simple, la infancia es una de las etapas más puras que puede presenciar el hombre, por que se es feliz, simplemente feliz y no por tener mucho dinero, ni por ser la persona más poderosa y grande del mundo, no, es porque juegas hasta que ya no puedes mas, porque gritas sin importar si la gente te mira feo, porque lloras sin que te importe lo demás y simplemente porque vives.
No hay preocupaciones mayores que el hecho de que te encuentren en el juego de las escondidillas y no puedas decir la muy conocida frase “Salvación por mi y por todos mis amigos”, esa era la preocupación más grande, no importaba nadamás que eso, ni la escuela, ni el trabajo, ni la vida social, ni la situación del país, ni el calentamiento global, nada. El único mundo que te interesaba era en el que podías salir a jugar desde temprano y regresar a tu casa hasta entrada la noche y siempre con tristeza porque aquel día se había acabado, pero la esperanza radicaba en que al siguiente se volvería a repetir. Esa etapa es hermosa, aquellos compañeros de juegos eran los mejores amigos por que luchaban junto a ti para derrotar las adversidades, nadie era menos que otro y no importaba ensuciarse la ropa con lodo, tierra o cualquier sustancia rara que se pudiera encontrar ¿Cuántas veces no se llegaba a casa con la ropa sucia y con aquellas divertidas manchas de tierra en forma de dedos por que el mejor mantel y la mejor forma de limpiarse las manos era en la ropa? ¿Cuántas veces uno se preocupaba por lo que pasaría al día siguiente? Nunca, porque se vivía el hoy, el mañana no existía, solo para recordar que sería un día mucho mejor que el de hoy. Y aunque hay infancias felices y llenas de alegría hay otras que no, pero ciertamente creo que no hay ninguna infancia triste porque he ahí el poder de los niños, pueden estar en la situación más difícil y aun así salen adelante y pueden inventar cualquier juego solo para sopesar aquella difícil situación que enfrentan.
¿Qué paso con aquellos niños de antaño, aquellos que salían a la calle a correr, gritar, jugar; aquellos que competían entre ellos por ver quién es el más veloz o quien grita más fuerte, o quien salta más alto? Hoy en día la infancia se ha corrompido y de una manera cruel, ya no se ve a los niños jugar sanamente, ahora todos están metidos en sus casas jugando videojuegos todo el día, comiendo porquería y media y engordando como pavo para navidad. La tecnología a afectado la niñez de las personas, ya no son niños como los de antes, son niños tecnológicos, son niños que prefieren tener un celular, a salir a jugar, que prefieren ver videos por internet de sus caricaturas favoritas a representarlas con sus amigos, que prefieren jugar videojuegos que salir a correr ¿Cuánta mas esencia se le piensa quitar a esa linda etapa?
Los adultos de hoy en día quisieran regresar el tiempo y detenerlo en su infancia, aquella en la que nada importaba, no había nada más importante que jugar, que divertirse, donde las únicas cosas malas eran el cansancio y el sueño que definitivamente te daba al final del día como consecuencia de una mañana y tarde de jugar miles de juegos con tus mejores amigos, con tus compañeros del alma. Realmente la infancia se ha deteriorado a tal grado que los niños ya no son niños, anhelan crecer y tener responsabilidades y las personas que las tienen solo piden que se las quiten, que pase un milagro y dejen de ser adultos para dejar de preocuparse por todo. Tal vez la culpa de que la niñez se vea en esta tan terrible situación y transformación sea de nosotros, ya hemos acabado con casi todo en este mundo entonces ¿Qué más da acabar con la única felicidad pura que tenemos?
Sigamos manteniendo la esperanza de una niñez feliz, sigamos llevando un niño interior, prudente pero al fin de cuentas un niño. Dejemos de sentir miedo a gritar, a correr, a saltar, a jugar. Dejemos de decir que nuestra infancia se ha acabado, evolucionemos con ella pero sin dejarla atrás, no hagamos que camine detrás ni delante de nosotros, sino a un lado para que podamos mirarla siempre.
Bathory.
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