domingo, 21 de agosto de 2011

Infancia en la madriguera

Hola amigos, vagos y demás gente que se indigna de leer mi gustadísima sección "el rincón del Zorro".

Como ya lo apuntó bien Aura (Que dicho sea de paso, es la nueva colaboradora del Blogg y espero su visión del mundo les sea de agrado) el tema de la semana es Infancia. Siendo un tema muy extenso y de diversos matices según la experiencia personal, me enfocaré en lo mejor de la infancia, concretamente en lo mejor de mi infancia. Ya habrá tiempo de criticar lo malo de la misma.

En fin...hablar de mi infancia es hablar de cosas hermosas, de tiempos sencillos y de un periodo donde la fantasía no necesitaba ser leída, vista o escuchada porque cada segundo era construida por mi propia mente. Eran épocas donde salvar al mundo no implicaba reciclaje, no implicaba detener el calentamiento global, sencillamente necesitaba mis juguetes para vencer a miles de monstruos y salir victorioso, con el mundo intacto y aun quedándose con la chica (desde niño era un caliente). 
Lo mejor de la infancia era no tener responsabilidades, ser el ser humano más feliz porque el mundo solo se trataba de uno mismo.
Jugar, soñar, esperar junto a mi hermano ver nuestro programa favorito por la TV y después fingir que éramos los personajes de la misma y aunque siempre me tocaba ser el malo o el que perdía, era sumamente divertido tratar de cambiar la historia de DBZ, de PKM, de CZ.

Pasar la tarde entera con tus amigos a 10 metros de tu casa lo cual parecía un mundo completamente diferente, jugando cualquier trivialidad que se cruzaba, sin presiones de novias, carreras, tareas, familias, trabajo, dinero ni nada por el estilo. Explorar la casa abandonada que era tan lúgubre como el Castillo de los Carpatos que alberga al príncipe de la oscuridad, armado con una ridícula espada de plástico y con tus más entrañables amigos de la infancia compartiendo el escenario, descubrimos que todo era mentiras, que las leyendas de los muertos y los espantos no era ciertas, pero eso sí, jamás repetimos la aventura en la noche, era más porque no nos dejaban salir de noche que por miedo a descubrir que nos equivocábamos. en esos tiempos nada importaba, solo la siguiente aventura codo a codo con tus mejores amigos, ¿Qué importa si unos años después diseminan chismes de ti?¿Que importa si un par de años después la secundaria los separa y los hace pensar que ya son "muy maduros" para jugar contigo?¿Qué importaba en esos momentos que a los 20 años veas a los que consideraste tus hermanos a diario y no veas en ellos más que indiferencia?.

Nada, nada importaba, sencillamente era el periodo más feliz, mirar a tus padres como seres perfectos aun cuando te sacaban de sus casillas, ver el correr del sol y conformarse con respuestas sencillas que no implicaban fórmulas. Sentir la lluvia en la cara mientras escuchabas el clásico "Te vas a enfermar" y sólo pensabas "Bien vale la pena". 
No se si mis padres estén orgullosos de lo que soy ahora, me gusta creer que si pero si de algo les tengo que agradecer es de haberme regalado la infancia más hermosa que cualquier ser humano pudo haber vivido.

Me despido de ustedes sellando la publicación con una lágrima y recordándoles que es un deber divino, casi una obligación celestial hacer feliz a un niño porque no es nada difícil y para ese niño, por un instante, el mundo será perfecto.

Auf Wiaersehen 

3 comentarios:

  1. Simplemente me gusta!!!!
    XOXO
    Luce

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  2. Sabes que casi no comento las publicaciones. Pero esta es merecedora de...

    Simplemente Sublime!

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  3. Me gustó muchisimo [haha mi lagrimita!]
    me hiciste recordar mi infancia y si algo puedo agregar es: no hay nada mejor en este mundo que ver a un niño sonreir!
    felicidades =D
    Ale

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