jueves, 30 de mayo de 2013

TE QUIERO

No tendría mucho más que decir, pero aun así, no puedo callarme todo esto.  Te quiero demasiado, y aunque sé que tú también me quieres, sé que no es de la misma manera. La maldita diferencia entre esas palabras tan hermosas: te quiero mucho, y te quiero mucho. No son lo mismo. El primero es un cariño hermano, monótono, equivoco, lacerante de un lado, tierno del otro, como un cuchillo, yo lo tomo por la parte que corta y tu de la que queda. Yo sangro y tú sonríes forzadamente. No me quieres como yo a ti, ¡pero qué egoísmo!, tampoco estas dispuesta a perderme por completo. Nunca me dirás el segundo te quiero, el mismo que está a un paso del te amo, y a dos del beso infinito. Tu te quiero es uno y mi te quiero es otro, no son para nada compatibles; y sin embargo, nos lo decimos.
Sufro porque quiero sin pretender como tal el deseo del sufrimiento, sufro porque sigo buscando, algo que dentro de mí sé que no existe, sufro porque siempre rebasó la línea de lo lindo, de lo tierno, sin comprender que no es eso lo que busca, y aunque eso buscase, al rebasar esa línea cualquiera tiende a tener hartazgo.  Porque suele ser así, damos la espalda a quien más muestras de cariño y afecto nos ofrece, tal vez sintiendo seguro ese cariño, alimentándolo, irónicamente, con ese desprecio que mostramos. Y seguimos buscando felicidad en el sufrimiento, quien nos desprecia, buscamos su afecto. O tal vez eso solo me pasa a mí.
Sufro buscando hacer de mi felicidad la suya… cuando debo comprender que lo que ella busca, es seguir sufriendo.  
¿Es acaso que soy un mentiroso? Porque si en verdad tanto te deseara, sería feliz con tu amistad. Pero me engaño a mi mismo creyendo esa mentira. Soy infeliz, viéndote día a día, tu cabello,  tus ojos, tu sonrisa, tus labios, esos labios por los que moriría tratando de tocar, de aunque fuera tan solo una vez, besar. Soy infeliz sabiéndome tu amigo, tan solo tu amigo y con el límite de jamás pasar de ese bonito sentimiento, del cual yo declino en este caso, pues mi corazón me pide a gritos otra cosa, y no es amistad, es simplemente… amor.
Después de esto lo mejor será no volverte a buscar.  No sin antes decirte desde lo más profundo  de mi corazón: te quiero.


No hay comentarios:

Publicar un comentario