En medio de la oscuridad cuando mis ojos por fin se adaptaron a aquel escenario sin luz, pude verle, enfrente de mi con sus alas negras desplegadas y extendidas de punta a punta, como enorgulleciéndose de estas y con el propósito de sorprenderme. Como si yo jamás hubiera cambiado ese singular rastro de mi ser.
Y en aquel asombro en el que me sumergí le vi con claridad, con una claridad que no había pero que era posible gracias a mi corazón, a mi alma. Quería decirle una y mil palabras, sentimientos que como una cascada invadían a mi pobre corazón obligándolo a sentir un dolor intenso por el acumulamiento fatal de todos ellos. Mi boca se abría repetidas veces, pero mi voz y las palabras se negaban a salir, por más que lo intentara no podía poner orden y control a aquellas que se habían rebelado en un momento tan crucial. Por fin hice acopio de toda mi fuerza y tras postrarme de rodillas solté la única palabra que logro salir de entre mi alma, negándose ante la incredulidad de mis ojos.
-Tu-Dije y de inmediato las lagrimas se asomaron a mis ojos.
Le vi asentir como quien calma a un niño y me sentí feliz. Quería llorar pero reprimí ese deseo, pues mi orgullo aun hacia mella en mi y no quería que me viera de ese modo tan infantil. Alce la vista y pude ver su rostro, era hermoso, me perdí en el sin sorprenderme de aquellas lagrimas de sangre que corrían por sus mejillas.
Me sentía feliz y ¿Cómo no sentirme así? Si había venido por mí, solo por mí, por mi deseo, mi petición. Pero al instante sentí miedo, como jamás lo había sentido. Me alegro descubrir y ver que sus alas eran negras pues eso me garantizaba que no solo había venido a ver como estaba, sino que había venido por mí, pero ¿Solo a eso? No aguantaba más, tenía que hacerlo, que decirle. Le mire a los ojos, aquellos en los cuales encontré tranquilidad y paz.
-Prométeme algo…-Dije y pude ver que sus ojos me decían “Tranquila, no dolerá. Lo prometo.”-No quiero que me prometas no me dolerá…-Dije después de leerlo en sus ojos. Sabía que dolería y lo ansiaba pues lo merecía-Quiero me prometas que me quedare contigo, pase lo que pase y sea el lugar que sea, estaré contigo siempre-Dije con decisión y aguardando por su respuesta.
Sonrió como cuando descubres que la otra persona dijo exactamente lo que tú pensabas. Se puso a mi altura y me estrecho en sus brazos, aquellos brazos cálidos que aun recordaba. Estuvimos poco más de un minuto así y después me separo de ellos, le vi con una cara expectante pues me hablaría y por fin oiría su voz, su melodiosa voz.
-Te lo prometo mi pequeña y dulce niña. Es hora de partir. Toma mi mano y no la sueltes nunca-Dijo al momento de extenderla.
Tome su mano y era cálida. Llore en silencio pues no quería romper aquel lindo momento y partimos, para nunca volver… Efectivamente fue mi ángel de la muerte.
Bathory.
Hijaa de Diooos!!! Me encantooo!!! Lo ameeee!!! Ooooh siii señooor!!! Lo adoreee!!! :DD!!!
ResponderEliminar¡Indudablemente bastante bueno!, me agrado en sobremanera el modo en que lo redactas, pues no es totalmente descriptivo y eso hace que cada quién imagine las escenas a su manera, tal vez pudiste explotar un poco más la trama, sin embargo así mantiene su escencia, en general me gustó! :)...
ResponderEliminarcomo te darás cuenta tenía tiempo que no husmeaba tus publicaciones el blog, pero ya estaré más seguido por aquí jajaja
Omar
OHHHHHHHHHHH!!!!!
ResponderEliminarPERO SI ME AH GUSTADO,
AUNQ YA TENIA TIME DE NO VISITARTE EN TUS PENSAMIENTOS.
PERO AQUI ME TENEIS DE NUEVO.
T.Q.M
Aunque no sea para mí, me sentí identificado que genial estuvo en serio, espero el que has prometido seguro será tan bueno como éste ;)
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