Me sumergí en mis pensamientos, en aquellas
ideas que se formaban en mi cabeza, en esas pequeñas diferencias que ahora
presentabas. Manejaba mi auto pensando en ti y no era algo que me extrañara,
simplemente que en esta ocasión te sentía más dentro de mi mente que antes. Hoy
tu habitual insistencia de que me quedara
contigo no se presento al escuchar que partiría por un momento, que
estaría lejos de ti por unos minutos o tal vez horas. El cansancio estaba
presente en todo tu cuerpo, fue algo que pude ver con tanta facilidad y la
expresión de tus ojos era distinta ¿Era acaso cansancio, coraje, enojo o tal
vez soledad? ¡No! Me parece que era madurez, que era entendimiento. Se que
entendías que tenía que salir, que era necesario que yo hiciera esto y ahora
mismo sonrió como idiota al recordarlo.
Pasando
las calles con tranquilidad, contemplo aquella hermosa ciudad que tanto me
fascina. El sonido de mi celular me distrae por un momento, reduzco la
velocidad hasta detenerme en un lugar seguro y leer el mensaje que acabo de
recibir. La sonrisa en mi rostro se intensifica al descubrir que mis
pensamientos te han invocado y leer “Vuelve
pronto. Comencé a extrañarte justo antes de que te fueras.”, pensé en
contestarte pero creí que lo mejor sería darme prisa y terminar con estos
asuntos que me hicieron marchar de tu lado. Manejé con un poco más de velocidad
pues ansiaba estar contigo, regresar a tu cálido lado y no dejarte ir nunca. La
felicidad me invadió y de ninguna manera la vida me había preparado para lo que
venía.
Un
sonido ensordecedor me invadió por completo y una terrible oscuridad se poso en
mis ojos ¿Dónde estaba? ¿Qué estaba pasando? ¿Cómo había llegado aquí? Había
tanta confusión y en medio de aquel siniestro paisaje se escucho un llanto cargado
de tanta pena. Eras tú quien lloraba ¿Dónde estabas? No lo sabía y solo pude
escucharte llorar y decir con voz entrecortada “¿Por qué?” y enseguida mi
nombre una y otra vez, al principio en voz baja para después decirlo en un
grito desesperado de dolor y agonía. Quería decirte que todo estaba bien, que
yo estaba aquí pero las palabras se ahogaban en mi boca y el corazón se me
rompió en mil pedazos y lloré.
Abrí
los ojos reconociendo mi espacio y tiempo, esta era mi realidad, la que yo
conocía, una cruel y horrible realidad. Había salido de mi estado de inconsciencia
y lo primero que vieron mis ojos fue el caos a mi alrededor. En cuestión de
segundos recordé lo que acababa de pasar, el conductor que me impacto a una
alta velocidad y yo sin poder hacer nada. Voltee a mi izquierda y pude ver el
auto destrozado de aquel sujeto y este inconsciente dentro de el. Vi a detalle
los vidrios rotos que se incrustaron en todo mi cuerpo y la sangre dominaba
toda la escena ¿De donde salió tanta sangre? Esto no podía ser bueno en ningún
aspecto. En ese instante el dolor de mis múltiples heridas se incremento
considerablemente. No podía moverme, tenía todo roto y el dolor era
insoportable. Pedí ayuda, gritaba de dolor y para que alguien acudiera a
ayudarme pero estaba todo desierto, no había nadie ¿Es que nadie me rescataría?
Tenía miedo y sentía que ya no podía resistir más.
En
un último recurso pose mis esperanzas en ti, grite tu nombre una y otra vez,
pese al dolor que sentía, pese a la distancia que nos separaba, pese a que sabía
que ya nada se podía hacer. Tú, que siempre me protegías y cuidabas debías
acudir a mí. Grite lo más fuerte que pude tu nombre ¿Dónde estabas? Estaba
muriendo y tú, a quien yo consideraba mi héroe no vendrías a rescatarme de los fríos
brazos de la muerte que comenzaban a atraerme. Pero que yo te considerara de
ese modo no significaba que en verdad tuvieras superpoderes o que fueras un
héroe ¿Cierto?
Grité
de agonía, de dolor, de miedo y desesperación. Grité hasta que mi garganta se
desgarro por completo y el dolor no ceso, al contrario se incremento con cada
latido de mi corazón. Lloré y la sangre se acumulo en mi boca derramándose por
la comisura de mis labios, pero aún así, no deje de gritar por ti, de llamarte
¿Dónde estabas para tomar mi mano y llevarte mi temor?
Estaba
muriendo y no volvería a verte, aquel “Vuelve
pronto” que escribiste para mí no podría cumplirlo. Te imagine con el
corazón destrozado ¿Te desgarrarías el alma llorando hasta que tus lágrimas se
acabaran o hasta que lloraras lágrimas de sangre? Tome aquel collar que me
habías dado, ahora cubierto de sangre y recordé la promesa que te hice cuando
me lo diste “Siempre estaré junto a ti. Moriré
con esto.”, lloré y grité aún más fuerte tu nombre ¿Podrías llegar a perdonarme? ¿Me odiarías? Lo correcto fue
dedicarte mi vida entera y la más hermosa respuesta a eso fue que tú me
dedicaras la tuya, pero la vida hoy me obliga a dejarte ir ¿Serias capaz tu de
dejarme ir a mi o te aferrarías fervientemente a algo que no puede ser? ¿Por
qué podía causarte dolor y no consolarte? Quería decirte “Deja que me vaya, no llores por mí.” Pero no era posible.
Aun
tengo miedo y solo quiero abrazarte. Mi vista se comienza a nublar, siento un
frio estremecedor recorriendo todo mi cuerpo, no paró de llorar, parece que ha llegado el final. Mis gritos
comienzan a ahogarse en mi garganta destrozada, ya no puedo oírlos más, ni los
verdaderos ni los que se escuchaban en mi mente, “Te amo” quiero decirte, pero ya no puedo, así que solo lo pienso
esperando lo sepas sin siquiera mencionarlo, pues es solo a ti a quien le
dedico…un último aliento, un último suspiro, un último pensamiento, una última
lágrima de dolor y un último latido…de mi roto corazón…
Bathory Ø.
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