La siguiente es una historia que
espero los ponga a pensar en que harían ustedes en el caso de Ted, ustedes
deciden el final, en una historia puede haber finales infinitos, algunos, los
que sientan la ira y el coraje de Ted, tal vez optaran por terminar lo que había
planeado y sin importar nada, cobrar venganza. A algunos otros, les ganara el
remordimiento, a otros los enloquecerá tanto haber sido segados con tanta ira,
que terminaran suicidándose. Los dejo a su criterio, ustedes son Tod en esta
historia, hoy ustedes, lectores, terminan la historia: Venganza, perdón, o un
final inesperado.
La venganza casi siempre va en busca de justicia. Algunos la ven como
una cosa muy deplorable. Pero Ted la veía
como una forma de hacer lo que él consideraba justo. Aunque muchas veces
terminé por ser injusta con otras personas. Ese es el problema de la venganza,
solo te satisfaces a ti mismo. Les voy a contar la trágica historia de Ted:
Todo comenzó cuando un hombre llamado Benjamín asesino a sangre fría a
la hija de Ted: Annabeth. Fue una noche, en la que ella salió tarde de su
trabajo, desconozco las razones del porque salió tan tarde, pero fue por ello
que fue a parar en el lugar y momento equivocado. Benjamín era un hombre desesperado, meses antes había
sido desempleado, y tenía una familia que mantener, aunque esa no era su
principal razón para robar, podrías describir a Benjamín como el típico machista
y mujeriego de barrio. De una u otra
forma, parte de lo que robaba estaba destinada a su familia, aunque eso no le impedía
darse algunos “lujos” de compañía. Esa
noche Benjamín ya había robado suficiente, de hecho, iba camino a casa, cuando
el típico sonido de tacones en el pavimento despertó su curiosidad. Encontró a
una chica que caminaba deprisa… y decidió hacer el último robo de la noche. Después
de unas calles ella se dio cuenta de que la seguían, y se asusto tanto que
termino por echarse a correr. Mala idea. Benjamín tenía experiencia en eso, y
no tardo en acorralarla en un callejón vacio. Al principio solo iba a quitarle
la bolsa, pero después se dio cuenta de que la chica era hermosa… justo como a
el le gustaban… el muy cerdo no pudo reprimir su apetito sexual. Annabeth
grito, forcejeo y siguió gritando. Le propino un porrazo en la cara a Benjamín
tan fuerte, que este perdió la cabeza y saco su cuchillo. Annabeth no cedió y… Benjamín le quito la vida aquella noche. Aquel
suceso fue grabado por la cámara de seguridad de una tienda cercana. Como
muchos robos y asesinatos, este paso desapercibido para aquellos que se hacían llamar
la “justicia”. Pero no para el padre de Annabeth,
Ted, quien amaba a su hija demasiado. El primer mes quedo desecho, y cuando se
entero que un amigo suyo tenía la grabación del video del asesinato de su hija,
corrió a verlo. Algunas veces las coincidencias no son del todo favorables. Fue
una coincidencia que el dueño de la tienda que había grabado el video fuera
Fred, un viejo amigo de Ted. Así que cuando Ted vio el video, solo había una
cosa en su cabeza; ya no era dolor, tristeza ni resignamiento, Ted busco
sustituir el dolor con una sola cosa: Venganza.
Durante los siguientes meses se dedico a buscar a aquel hombre, día y
noche investigo donde podía encontrarlo, descuido su trabajo, incluso la poca
familia que le quedaba. Y, como la mayoría de las búsquedas incesantes y llenas
de afán…lo encontró. Esa noche se dirigió a la casa de Benjamín con un
objetivo, asesinarlo. Ted llego a media noche a aquel recinto. Espió por la
ventana de aquella deplorable casa, pero no vio ningún hombre, solo a una
mujer. No tuvo que esperar mucho tiempo mas, Benjamín llego a su casa media
hora después. Enloquecido por la ira y sed de venganza, a Ted le basto con
verlo para abalanzarse sobre él, Benjamín estaba desprevenido así que Ted tenía
ventaja, le propino una serie de puñetazos, y ya en el suelo, lo pateaba con
gran frenesí. Benjamín gritaba, lloraba
y pedía piedad. Ted lo obligo a confesar que había sido él quien había matado a
su hija. Benjamín le pidió perdón una u otra vez, aunque ciertamente mas por
miedo que por sentirlo de verdad. Ted saco su cuchillo, y cuando se disponía a
terminar con la vida de aquel miserable hombre, se escucho un grito proveniente
de la casa de Benjamín. Era su esposa, que, llena de lágrimas, observaba la
escena desde la puerta. A Ted le incomodo un poco que la esposa de aquel hombre
fuera testigo de aquel asesinato, pero la ira era muy grande. Alzo el cuchillo,
y, antes de asestar el golpe final, se escucho un grito diferente… Ted no pudo
evitar mirar; y lo que vio le partió el alma… lo que quedaba de ella. Era una
niña de poco menos de 7 años, con una tierna mirada, ella también lloraba. La
ternura de aquella niña hizo que la ira de Ted debatiera con su corazón. Allí,
en el suelo, estaba el hombre que había asesinado a su hija… pero también allí,
estaba la hija de aquel hombre, tierna, inocente…
Entonces, Ted tomo el cuchillo y…
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