martes, 18 de junio de 2013

Venganza

Quería que sintieran el dolor que yo sentía a causa de ellos, quería que sintieran el sufrimiento que mi corazón emanaba cada mañana, quería que vieran lo mal que me sentía por existir, por no lograr las metas por la que tanto trabajaba y todo porque me hacían menos.

Comenzó a crecer mas y mas mi odio, mi tristeza y mi soledad que empecé a desearles todo el mal que ellos me habían hecho, deseaba de una u otra forma vengarme por cada recuerdo amargo que tenía, por cada lamento de mi vida.

Deseaba que padecieran lo mismo que yo padecía, deseaba que tuvieran enfermedades, que los problemas los ahorcaran, deseaba que cada proyecto que emprendían no funcionara, deseaba si se podía tuvieran una terrible muerte.

Noche y día mi mente maquinaba como poder hacerles daño, como hacer algo que les afectara tanto que no pudieran levantarse, que sangraran lentamente hasta morir…

Todo pensamiento negativo se lo  enviaba a cada persona que odiaba.

Pero nunca sucedía nada, al contrario cada día les iba mejor, tenían éxito en sus proyectos, en su vida tenían alegría, salud y ellos seguían afectando a los demás sin importarles sus sentimientos.

Cegada por las cicatrices que había en mi alma, por la oscuridad en la que empecé a vivir, no me di cuenta que a quien le estaba haciendo daño no era a ninguna de aquellas personas que me hirieron,  si no a las personas que estaban a mi alrededor y principalmente a mí.

El odio y el deseo de vengarme hizo que me olvidara de mí, que me olvidara de mis sueños, de mis metas, y de que si fracasaba tenía que volverlo a intentar, que no era por ellos si no era porque yo tenía que aprender. 
Aprender que aunque la gente te haga el mal uno debe continuar, aunque la vida se ponga difícil no debes desearle la muerte a nadie porque por si sola 
ella va a llegar y a veces no es de la mejor manera que planeamos.

Me enfoque en mi, sanando la enfermedad que iba creciendo como el cáncer, todos esos pensamientos de negatividad se transformaron en amor hacia los demás y hacia mí.

Y el tiempo pasó, empecé a triunfar, a ser feliz, a creer en mí, habían sanado las heridas que por mucho tiempo habían estado abiertas.

Pero para ellos el tiempo de ser prósperos había llegado a su fin, lentamente su vida se fue desmoronando, la vida les fue cobrando cada fechoría que habían cometido, cada lagrima que fue derramada, cada corazón roto que no pudo ser sanado.

El tiempo me enseño que más que la venganza ciega hacia una persona debía seguir y que la vida misma se iba a encargar.

Porque cuando deseas la venganza cavas dos tumbas la tuya y la de tu enemigo.


¿Por qué morir sin ningún sentido?


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