Hoy no quise hablar, hoy solo quería percibir mí alrededor a través de mis sentidos, poder detener tan solo por un día la atrofia de ellos, hacer del sonido algo visible, convertir el tacto en inspiración, el olfato en recuerdos y el movimiento en arte. Quería sentir la confortabilidad de sentirse vivo, poder observar al papá protegiendo a su hija con ternura, escuchar el ruido del agua mientras caía de la fuente, ver a la pareja de novios abrazarse con esa característica ansiedad de amar y querer sentirse amados, convertir la psicofonía de las voces a mi alrededor en una danza mística, caminar y al mismo tiempo percibir los olores que me traen recuerdos de momentos olvidados, pasar por aquella pastelería mientras respiraba el mismo aire que se había alejado, escuchar el sonido del reloj que marcaba las 4:00 pm, ver a un par de chicos con carteles que anunciaban una oferta de abrazos, caminar a paso firme, recibir una rosa, descifrar lo que el mimo quiere expresar con sus gestos, quería alejarme de la ceguera social en la que vivo a diario, entender el estilo en la que las personas se comunican con los demás, quería recordar el camino, el sonido de mis risas, el llanto deslizando en mis mejillas, el sabor salado de mis lágrimas, las suplicas desesperadas en aquel lugar invadido de imágenes sagradas, el dolor que consumió parte de mi alma, los sueños que tuve y que desaparecieron poco a poco, quería sentir mi presente, confirmar mis nuevos anhelos, quería encontrarme en ese lugar donde estaba perdida... Y después llegar al mismo lugar de siempre.
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