martes, 25 de enero de 2011

UN PASO A LA INMORTALIDAD

Antes que nada quiero compartir esta Reflexión con  ustedes pues sintetiza mi visión acerca de la muerte:

ANTE TU CADAVER

La luz de tus pupilas ya no existe,
Tu máquina vital descansa inerte,
Y a cumplir con su objeto se resiste.

La Tumba es el final de la jornada,
Porque en la tumba es donde queda muerta
La llama de nuestro espíritu encerrada.

Allí acaban la fuerza y el talento,
Allí acaban los goces y los males,
Allí acaban la fe y el sentimiento.

La tumba sólo guarda un esqueleto,
Más la vida en su bóveda mortuoria,
Prosigue alimentándose en secreto.

Que al fin de esta existencia transitoria
A la que tanto nuestro afán de adhiere,
La materia inmortal como la gloria,
Cambia de forma; pero nunca muere.

De MANUEL ACUÑA (1849-1873)


Uno de los sucesos más reflexivos e inexplicables del  vivir es la muerte, para la mayoría cuestión de temor, para otros una parte de la vida pero yo comparto la opinión de quienes piensan que la muerte: “Es solo una forma que tiene el alma de poder trascender”, cuando  el cuerpo que la alberga deja de ejercer funciones que llamamos vitales y donde el desgaste del mismo nos hace abandonar este mundo que llamamos terrenal para así tener el acceso a todas las dimensiones que este basto universo brinda. Usualmente cuando digo esto la mayoría cree que estoy loca, pero  al final cada quien tiene creencias diferentes, y sobre todo “Cada persona posee una forma distinta de alcanzar la resignación y afrontar el dolor que representa la pérdida de un ser amado”.

Pero ¿Por qué tememos a la muerte?, la respuesta más común es el miedo a lo desconocido, para aquella persona que parte es el hecho de dejar su cuerpo, familia, amigos y todo lo que creyó suyo en vida, pues nada de lo que generamos en esta es nuestro, solo son prestamos que nos dan para enfrentar el misterioso camino de la vida. Para quienes se quedan en el “mundo de los vivos”, es el miedo a la pérdida, el hecho de saber que jamás volveremos a ver a esa persona físicamente, que ya no estará ahí para guiarnos, nunca escuchar su voz nuevamente y que jamás volverá a existir alguien como el o ella pues no se debe olvidar que cada ser humano es único e irrepetible tanto en virtudes como en defectos. Aunque curiosamente mientras en vida nos pasamos resaltando los defectos de las personas en la muerte solemos hacer énfasis en las virtudes.

Simplemente para afrontar la muerte no existe una receta de cocina, es buscar la manera más adecuada dependiendo de cómo fue la pérdida para poder resignarse, pues mis queridos lectores es muy diferente el dolor de perder una vida por enfermedad, accidente, durmiendo, de viejo, al dolor de perder una vida porque esta fue robada, esta sin duda es la que menos aceptas y entiendes.


En realidad es un cuerpo el que parte o se acaba, porque a fin de cuentas mientras se recuerde al ser amado, se lleve en el corazón, apliquen lo bueno que les enseño, en realidad será siempre el compañero de su viaje hasta que nuevamente se vuelvan a encontrar.

1 comentario:

  1. ¡excelente! Este escrito de acuña es uno de mis preferidos y que buen análisis.
    saludos

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