Se dice que (por "se dice" me refiero a "digo yo") hace mucho tiempo existió un país muy pobre (No, no es México, otro país jodido). En este país sólo existían personas dedicadas a labores agrícolas y no tenían más recursos que los necesarios para subsistir día a día. A veces sobraban recursos y la gente tenia una sana reserva por si el invierno era muy crudo pero las personas tenían que trabajar todo el día para poder procurarse alimento, vestido, techo... en fin, las necesidades básicas. Un día en el cual la brizna de la noche anterior cubría la hierba de manera majestuosa aparentando que el césped estuviera sembrado de pequeños diamantes, un extranjero muy rico pasó por el poblado y quedo maravillado de la naturaleza del mismo. El paisaje se metió en sus pupilas y comenzó a imaginar miles de escenarios de extrema felicidad en esos parajes, donde niños jugaban en torno suyo, amigos acudían a suntuosas fiestas que el les ofrecía, varias esposas y amantes disfrutando de la compañía una de la otra.
mientras su coche pasaba por la pradera vio como trabajaba la gente y como todos, a pesar de estar jodidos, empolvados y trabajando, no parecían lamentarse de su suerte.
Al poco tiempo el magnate regresó y llamó a todos los que vivían en la aldea, se paró en el tronquito de un árbol a modo de que su cabeza sobresalía de la de los demás y comenzó a contarles de las maravillas del mundo civilizado y de lo estúpido que era trabajar así, sin descanso. Se enteró de que ellos no conocían el dinero y les dijo que era la mejor cosa del mundo, que el hombre que tuviera dinero era poderoso y mejor que sus hermanos. Rápidamente les ofreció traerles el dinero a estas tierras y darles un poco de este a cambio de ayudarle, más bien, a construirle su casa de verano en aquel campo. Todos aceptaron de prisa pues decían que quería un poco de esa cosa tan maravillosa que llamaba dinero, todos excepto un granjero que les habló a todos pidiendo que no dejaran sus trabajos porque el necesitaba de ellos como viceversa, sin embargo lo tacharon de estúpido y poco progresista, en palabras suyas
-Eres un pinche jodido y siempre lo serás por pendejo, por no querer avanzar
En pocos días las parcelas estaban descuidadas y lucían abandonadas, las mujeres ya no surcían los trajes. En un par de semanas todas las cosechas estaba arruinadas, caídas en el descuido total volvían lentamente a ser tierra salvaje. El ganado había caído en la misma desgracia pero a nadie parecía importarle, todos llegaban a sus casas vanagloriandose de tener mas dinero que ayer y por tanto, de ser mas poderosos que ayer. Todo el mundo miraba como el pobre que había rechazado trabajar para el millonario a duras penas le podía dar de comer a su familia, "¡Que pendejo es este tipo!" pensaban. Los demás habían subsistido holgadamente porque tenían sus reservas y no tenían remordimiento de hacer uso de ellas, "Cuando se acabe le compraré a mi vecino parte de su reserva o de su ganado" era su forma de no preocuparse de la situación. Entonces varios de los aldeanos se comenzaron a comprar entre si sus vacas flacas y demacradas, los cadavéricos cerdos que habían osado resistir la temporada, pero no pasó mucho tiempo antes de que se dieran cuenta de que no había forma de como comprar el alimento en la aldea, ya que nadie tenia, así que no tuvieron más remedio que pedirle al hombre que se había negado que les vendiera algo de su hortaliza, a lo cual siempre contestaba afirmativamente, pero que no quería dinero porque no podía comerlo y usarlo para abrigar a su familia, que a cambio quería unas chuletas, o unas pieles, quizás unas medidas de maíz, lo cual ellos ya no tenían y lo seguían tachando de pendejo, de ignorante. El hambre arreció y muchas personas decidieron alejarse de la construcción de la casa del millonario, el cual los injurió y los trato como bestias, les dijo que eran unos completos tontos, pueblerinos con heces en lugar de cerebro, que sin dinero no dejarían jamás de ser sólo bestias de carga que se joden todo el día. Retomaron sus labores del campo y muchos recobraron su vida normal, otros lamentablemente sucumbieron al hambre o al frío y el millonario regreso a su ciudad donde el dinero si valía. Abandonó su empresa.
A diario se despertaba maldiciendo a esos idiotas que prefería trabajar con las manos que haciendo trabajar a su dinero por ellos. Un mal día una crisis económica azotó el país de este señor (no se como o por que se dio esa crisis económica, no entiendo bien como se mueve el dinero) y de la noche a la mañana su amado dinero valía para dos cosas. Para limpiarse el culo y para nada.
Se dice que murió de frió unos meses después, totalmente desamparado y mendigando en las calles de la ciudad sin haber reconocido jamás que quizás el dinero no era tan importante, aun maldiciendo a los pueblerinos y con la esperanza de volver a tener las posesiones que antaño lo hicieron poderoso. De la gente del pueblo no hay mucho que decir, todos seguían trabajando como burritos pero nunca escuchamos que se quejen de ello, incluso parece que eso los aleja de muchos vicios propios del ocio, les da un sentimiento de heroicidad estoica cada vez que terminan sus labores de la jornada. Quizás eso sea lo que los hace humanos.
Espero les haya gustado el cuento, me gustaría que retroalimentaran diciendo, ¿que son ustedes? Pendejos o Poderosos. De mi parte es todo, les pido que sigan atentos al Blog que vienen cosas lindas y sensuales (No, Ivan en tanga no, ni tampoco las chicas). Se despide Rommel A.K.A: el Zorro
Auf Wiedersehen
Hombre... (el genero no importa hombre y mujer son uno solo), diste el ejemplo principal de lo que es el hombre verdadero, la esencia en si.
ResponderEliminarMe gusto tu publicacion compañero.
IVAN
mjajaja nomaa te la rifas hace mucho que no te leía pero aa no maa otro país jodido espero que no digas jodido a lo pendejo y relamente sepas el por que tenerle rencor a este país llenos de egoístas hijos de toda su patria :D
ResponderEliminarby cenzontle