Y sin darnos cuenta, todos en algún momento hemos caído en la hipocresía. Caemos en la falsedad de nuestras palabras, de nuestros actos, de la confianza misma; buscando aceptación y compañía, aunque en ocasiones ésta no nos parezca la más digna. Criticamos a los hipócritas, sin notar que, llegamos a serlosimilarmente.
Aquella hipocresía, que se fundamenta en el disfraz de nuestro ser y sentir; triste y tan usual a la vez, rodeados nos encontramos y rodeamos a la vez a los demás. Esa sonrisa fingida, ese abrazo forzado, ese consejo desanimado, esos ataques por la espalda, nos resultan tan habituales que mientras crecemos observando las conductas de nuestra sociedadnos perturban cada vez menos.
Habrá quien domine más la hipocresía, y si no deseamos actuar análogamente, alejarse será conveniente.
Algunos de manera afligida podríamos decir que individuos así no merecen cordialidad, pero quiénes somos para juzgar, seguimos siendo simples humanos con errores y virtudes.
Controversia causamos al poner en dictamina los valores de uno, al actuar de una manera hipócrita. Con franqueza pienso que todos lo somos, o lo hemos sido, consciente o inconscientemente.
Sólo hay que tratar de forjar una fidelidad confiable hacia las personas cercanas a uno, así apreciaremos la riqueza que esto conllevará…
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