viernes, 19 de julio de 2013

Feliz cumpleaños

El auto avanzaba con una velocidad moderada. El recorrido era tan aburrido. Cuando es otra persona la que va detrás del volante en vez de uno, los recorridos siempre se harán aburridos, cada persona tiene su propio estilo en ese arte y el mío es bastante veloz, sin embargo ahora estoy detrás del asiento del conductor. Trato de distraer mi mente con el atardecer pero desde mi posición eso parece ser imposible y lamento no ser yo quien se divierte manejando. Suspiro para alejar mis frustraciones, aun debo encontrar ese valioso objeto así que mi vista se desprende del respaldo del asiento del conductor y se enfoca en la ventana, en los establecimientos que pasamos. Les miro con pereza, nada de ellos me atrae y cuando creo haber perdido el tiempo en una salida como esta algo capta mi atención.

-¡Detén el auto!-Grito al conductor y este obedece la orden.

Salgo del auto y corro a ese establecimiento que me llamó tanto la atención y admiro el objeto tan preciado que estoy a punto de adquirir, lo sostengo entre mis brazos y después de pedirle al amable dependiente que grabara en el tu nombre lo puse en un estuche con sumo cuidado para que no se dañara. Salgo feliz de aquel lugar, el aburrimiento se acaba de convertir en emoción y entusiasmo. La oscuridad invade al día, son las ocho de la noche. El tiempo no se detiene nunca y tras mandarte un mensaje que se no responderás inicio mi marcha al lugar prometido.

-¡Hey! ¿A dónde va?-Me dice el conductor en turno.

-¡Lo siento! Olvide por un momento que venía en auto-Comienzo a reír por mi torpeza-Puedes marcharte a casa, iré andando desde aquí-Sonrió y emprendo mi huida.

-¡Espere! Aun falta mucho para llegar al destino-Dice aquel buen hombre con un poco de preocupación en los ojos.

-No te preocupes, no pasara nada. Me hace falta aire fresco y me apetece caminar. Te veo en casa-Dije sin detener mi paso y a modo de despedida.

Camine hasta un parque, en el cual descanse por algunos minutos. Había olvidado por un minuto lo lejos que quedaba aquel lugar. Mire hacia el cielo y se veía hermoso, la oscuridad y la noche siempre me han encantado. Contemple la luna como jamás en la vida lo había hecho. Saque el estuche donde guarde el objeto de mi devoción  y lo admire de nuevo, podría pasar horas haciendo esa acción “Espero te guste” pensé al pasar mis dedos sobre él. Lo guarde y me dispuse a continuar con mi camino, aun me falta mucho por recorrer, calcule que llegaría pasando la medianoche. No importaba, si al final todo salía como planeaba.

 El aire golpeaba mi rostro, el frío se podía sentir, lamente no tenerte cerca pero eso hizo que apresurara mi paso para llegar hasta ti más rápido. Como lo había predicho llegue pasada la medianoche. Toque el timbre y no espere a que abrieras, me fui de inmediato al patio trasero, aun no podía cambiar aquella vieja costumbre que se te saca una sonrisa. Me recargue en aquel viejo árbol que muy bien conocía, esperando por ti. Al verte salir de la casa sonreí y camine hacia ti.

-Llegas tarde-Dijiste en un tono algo molesto.

-O demasiado temprano, según lo veas. Pasa de la una de la madrugada-Dije y sonreí por mi ocurrencia. A lo cual tú reíste también y te acercaste hasta quedar a unos cuantos metros de mí.

-Ya todos se han ido.

-Lo sé. Mucho mejor para mi, no quería opacarlos-Dije en un tono bromista-Además sabes que mis visitas son privadas, odio ver cómo te prestan tantas atenciones.

Reíste por mi ocurrencia y no me quedo más que sonreír. Tu risa me llevaba a un mundo lejos de todos, un lugar sagrado en el que solo yo podía entrar y al cual te invitaba con cada ocurrencia que decía. Un mundo en el cual yo me rendía a tus pies.

-¿Y bien? ¿Me darás mi abrazo o debo rogarte por ello?-Dijiste sacándome de mis cavilaciones y pensamientos.

-Te daré mucho más que un simple abrazo-Dije y tu cara de confusión me cautivo aun mas-Hoy es tu cumpleaños y sé que medio mundo habrá prometido bajarte la luna y las estrellas, darte el mundo entero o cautivarte con mil flores. Lo sé porque yo sería una de aquellas personas. Pase semanas para buscar el regalo perfecto, leí libros de poesía para dedicarte las más bellas y perfectas palabras y que solo fueran estas las que quedaran en tu memoria-Dije tomando tu mano-Pero no lo conseguí. Yo te daría cada una de las estrellas y la luna si quisieras, pero de ser así ¿Quién te cuidaría por las noches mientras yo no estoy a tu lado? Un día te daré todo el universo, lo dispondría solo para ti, pero como los grandes dicen “Todo por partes” así que por el momento, este es el primer regalo de billones que te daré-Dije y te entregue el estuche.

Lo abriste con cuidado y cuando estuvo por completo fuera del estuche tus ojos brillaron, eran dos zafiros llenos de amor y ternura. Tu boca se curvo dando paso a una esplendida sonrisa y de nuevo sentí la necesidad de perderme en aquel mundo al que me transportabas con aquellas muestras de felicidad.

-¡Es hermoso!-Dijiste con evidente emoción.

-Es todo lo que representas para mí. Porque tú me iluminas, eres la estrella más hermosa que podría existir y esto-Dije señalando el collar-Solo puede pertenecerte a ti.

-Te amo-Dijiste y te acercaste a besarme.

-También te amo, amor-Dije después de finalizar aquel beso lleno de entrega y cariño-¡Feliz cumpleaños!-Dije y sonreí.

Te miraba con ternura y tú no podías dejar de contemplar mi obsequio, aquel hermoso collar en forma de sol que no brillaba tanto como tu pero que tenía una simple inscripción “Tú eres mi sol. **** T. A.”



Bathory Ø.

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