viernes, 8 de junio de 2012

Mírame


Me asuste. Al verte ahí inconsciente, con la cara y la ropa manchadas de sangre, creí que todo había acabado, que había llegado demasiado tarde como para poder hacer algo por ti. Tuve el impulso de  derrumbarme y llorar hasta que las lágrimas se reusaran a salir. Pero cuando estaba a punto de hacerlo, cuando sentía que mi corazón se desmoronaba poco a poco la voz de aquel incauto, de aquel bastardo me trajo de nuevo a la realidad y sus odiosas palabras  “Era tan lindo como repetía tu nombre aun cuando lloraba tanto. No te preocupes yo le cuidare y daré amor”, me hicieron perder el control como jamás creí que pudiera hacerlo. El fuego corría por mi sangre haciéndola hervir y se reflejaba en mis poderosos ojos plateados. Acababa de firmar su sentencia de muerte. El primero de muchos, de todos.

Ahora te sostengo entre mis brazos rezando para que vuelvas a mí. Deseando que al despertar no recuerdes el horrible tormento del cual fuiste victima ¿Qué más puedo hacer yo? Aun no soy lo bastantemente fuerte como para quitar el dolor de tu hermoso corazón. Y mientras contemplo tus finos y hermosos rasgos mis lágrimas comienzan a salir sin yo poder controlarlas o reprimirlas ¿Cómo era que no me había dado cuenta antes? Tú eres lo más importante para mí y me asusta demasiado siquiera pensar que pueda perderte, aquí y ahora.

La noche comenzó a consumir todo el valle, toda la aldea y yo sentía un temor horrible porque me sentía exactamente así, en una temible oscuridad. Si tú no volvías a mí, si tú no regresabas nada de lo que había hecho valdría la pena. Caí de rodillas contigo en mis brazos y pensé que todo había acabado.

Las estrellas comenzaron a salir, rompiendo un poco aquella oscuridad con su luz y mis suplicas por fin fueron escuchadas. Tus ojos, tus hermosos y expresivos ojos se abrieron poco a poco. Me sentí feliz, la alegría me invadió cuando pude comprobar que te encontrabas con vida, que no había llegado tan tarde como para perderte. Las lágrimas no dejaban de salir pero esta vez de felicidad. Me miraste y tus ojos se iluminaron que casi puedo jurar que vi las estrellas reflejadas en ellos. Ni por un momento despegaste la vista de mi y te lo agradecí en silencio. Mírame a mí, solo mírame a mí. Enfoca tu vista en mi rostro abatido pero sonriente y feliz por ti. Mira mis ojos y descubre en ellos el profundo amor que siento por ti. Mira las estrellas y contempla su hermosura. Fíjate en mi y no descubras el caos a tu alrededor. No mires los cuerpos ensangrentados y ya sin vida de los hombres que te hicieron daño y que ahora yacen muertos en un círculo a nuestro alrededor. No mires el mar de sangre que se formo junto a ti. No mires mis manos, mi espada y mi ropa que se encuentran ensangrentadas porque te creí fuera de mi alcance. Mírame a mí y olvida, solo olvida y vuelve a mí…

Bathory Ø.

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