Busca él una forma de relajarse, lo disfruta y es tan
simple. Pero viéndolo, noto que tiene actitudes cobardes, lo miro y casi lo
sale corriendo de su presente, sin aceptar ni observar lo que lo rodea, ignora
mi presencia, y ríe sin detenerse. Dice ser feliz, cuando se encuentra en un
estado de éxtasis, y para mí, esa es una felicidad disfrazada. Sé capaz de
enfrentar tus problemas, ocúpate, y no intentes escapar de ellos- le aconsejo,
ya que te perseguirán cuando tú regreses de esa “armonía momentánea y
ocasional”. Se te ve ido, y agresivo, estás en otro mundo, no encuentro manera
de recuperarte, todo lo he intentado, sólo queda que te des cuenta del cómo te
arrastras a los demás contigo, porque comienzas a perder la razón, y dejar de
atender lo que te atañe, dejas de sentir, otra cosa que no sea la del deseo de
obtener tu dosis. Tus seres queridos te gritamos y no escuchas, tienes la vista
ida, quién sabe a dónde...te seguimos gritando que regreses, una lágrima cae de
tus hinchados ojos. Y sólo has de decir: -Pintar la realidad, me lleva a otra
que atormenta mi ser, mi verdadero ser.
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